Estas peculiares barcazas de estilo oriental están situadas en el puerto de Eminönü constituyen una de las atracciones turísticas más populares de los que viajan a Estambul ya que en ellas se preparan los famosos y sabrosos bocadillos de pescado (Balık ekmek en turco).
Aunque este tipo de comida callejera pueden encontrarse por largo y ancho del Bósforo y así como en otras ciudades costeras de Turquía, el encanto de degustar estos manjares de caballa a pie del Puente de Gálata y de sus hermosas vistas los hace totalmente irresistibles para los turistas que siempre llenan las escasas mesas que ofrecen los 3 establecimientos existentes.

Los cocineros, que preparan los bocadillos a la plancha en el interior de las barcazas, realizan un trabajo nada sencillo ya que además de soportar los olores deben mantenerse inalterables a los continuos balanceos que sufren las embarcaciones a consecuencia del tráfico de buques en la zona, ya que en las proximidades existe un muelle de embarque de pasajeros.
Una vez cocinados al pescado se le añade pan, lechuga, tomate, cebolla y un chorro de limón (según los gustos) y son trasladados por los camareros desde las barcazas a las mesas situadas en el muelle donde los clientes suelen disfrutarlos acompañados de refrescos o ayran. Muchos clientes, ante la imposibilidad de tomárselo en los establecimientos, por la escasez de sitio, optan por llevarse el bocadillo y consumirlo tranquilamente en un graderío cercano.

Sorprendentemente esta atracción culinaria, la cual es frecuentemente mencionada en las guías de viajes, no es tan popular entre los estambulís que no suelen valorar tanto la singularidad de estos establecimientos y consideran al bocadillo de caballa sencillamente como un producto barato más de la gastronomía callejera de Estambul, al igual que pueden ser los kebabs o las hamburguesas Islak.
Con todo para los extranjeros disfrutar de estos bocadillos resulta una experiencia única e irrepetible, ya que permite encender todos nuestros sentidos y simbiotizarnos con la ciudad; el olor a mar, el tacto del pan turco, el sabor a pescado, el sonido del bullicio del Cuerno de Oro y la vistas del barrio de Gálata, que más puede se pedir en un sólo bocado.
Actualizado el 29 julio,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño