Abraham Salomon Kamondo fue una de las figuras más famosas de la comunidad judía de Estambul del siglo XIX y su majestuoso mausoleo, situado en el barrio de Hasköy, es claro ejemplo de la importancia que tuvo en la historia de la ciudad.

Kamondo atesoró un gran patrimonio como consecuencia de su labor como banquero, de hecho, fue uno de los principales soportes financieros del esfuerzo bélico turco en la Guerra de Crimea. Pese a ser uno de los precursores del sistema financiero otomano, Abraham Salomon sería principalmente conocido por sus obras filantrópicas, entre las que destaca la construcción de las famosas escaleras que llevan su nombre.
Abraham Salomon Kamondo falleció en París en 1873, pero en su testamento manifestó su deseo de ser enterrado en Estambul, por eso su cuerpo sería trasladado a este mausoleo ubicado en el cementerio judío de Hasköy.

El mausoleo de Kamondo pasa totalmente desapercibido, en gran parte porque la construcción de la carretera de circunvalación D100 aisló la tumba del resto del cementerio. Al quedarse fuera del recinto, el mausoleo de mármol fue parcialmente destruido y sirvió durante mucho tiempo como refugio para sin techo o drogadictos, hasta que hace unos años el panteón fue adecentado y tapiado, permitiendo que el mismo luzca mejor que hace unos años, aunque el emplazamiento sigue sin estar en las mejores condiciones.
Pese a su mal estado de conservación, el tamaño del conjunto y la calidad de los materiales, lo convierten en la tumba judía más significativa de Estambul, lo que habla de la relevancia y riqueza de Abraham Kamondo.

Con la última renovación se limito el acceso a su interior, pero una pequeña rendija nos permite las lápidas existentes en el interior.
Esperemos que en un futuro las autoridades turcas, restauren este conjunto y dignifiquen el lugar del eterno descanso de Abraham Kamondo, no solo por crear un nuevo punto de interés en la ciudad, sino para recuperar la memoria del que fue uno de los estambulís más sobresalientes de su generación.

Actualizado el 3 octubre,2022.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño