El suelo de la antigua Constantinopla estaba lleno de cisternas, depósitos de agua para suministro regular o bien para resistir los continuos asedios a los que era sometida la capital Bizantina. Con todo, la conquista otomana supuso un antes y después en su uso y muchas fueron derruidas o abandonadas, hasta tal punto que muchas veces la población olvidaba incluso de su existencia; uno de estos desconocidos «palacios de agua» es la Cisterna de Teodosio que ha reabierto sus puertas en 2018 tras una intensa renovación que ha durado 8 años.

La cisterna de Teodosio (Şerefiye Sarnıcı en turco) permaneció durante años oculta al visitante, ya que su espacio vital fue invadido en 1910 por la Mansión de Arif Paşa y posteriormente en los años 50 del siglo pasado, por un anexo de la antigua municipalidad de Eminönü; este último edificio ha sido derruido durante la restauración permitiendo la apertura en superficie de una plaza pública ajardinada.
La tarea de regeneración de este histórico monumento, hablamos de uno de los edificios más antiguos de la ciudad, no fue sencilla, ya que existía el riesgo que durante el desescombro el depósito colapsase; con todo su bosque de 32 columnas de 9 metros de alto ha resistido bien el desafío y ahora se muestra hermosa a los ojos del turista.

La Cisterna fue construida entre el año 428 y 443 por mandato expreso del emperador Teodosio II y estaba conectada con el Acueducto de Valente. Además de reservorio de emergencia, suplía de forma regular a los Baños de Zeuxippos y al Gran Palacio de Constantinopla.
La restauración ha hecho que la cisterna sea más accesible e iluminada, facilitando que el espacio pueda ser utilizado para albergar exhibiciones de arte temporales.
Si bien esta claro que nunca podrá competir con la espectacular Basílica Cisterna, la Cisterna de Teodosio está llamada a ser uno de los referentes turísticos de la ciudad, un monumento que enamora a la vista y que permitirá conectar al visitante con la herencia Bizantina de Estambul.
Actualizado el 18 septiembre,2018.