Quizás una de las sensaciones más placenteras cuando uno visita Estambul, es disfrutar de un atardecer en el Bósforo; existen múltiples miradores y lugares donde disfrutarlo pero sin duda el mejor escenario es hacerlo en uno de esos múltiples barcos que surcan este histórico estrecho.

El olor a sal, el vuelo de la gaviotas, los palacios y los parques nos hacen conscientes de la inmensidad y belleza de Estambul, pero también de la división entre dos continentes que a veces parecen cercanos y otras veces alejados, pero cuyo límite geográfico no podía encontrar mejor cuadro que el creado por los colores rojizos colores del cielo en su ocaso, mientras estos acunan con placer las aguas de este entorno mágico.
Actualizado el 1 junio,2017.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño