Tras unos días de tranquilidad en la que parecía haber avances hacía una solución negociada a los conflictos originados por el polémico proyecto del parque Gezi, incluso se planteaba unas reuniones entre los colectivos representados en la protesta y altas autoridades del gobierno turco, Erdoğan regresó de su minigira por África y la llama, que tendía a apagarse, se volvió a encender mas intensamente.
Uno no acaba de entender muy bien la actitud del primer ministro quien ha dejado que la fácil solución de un problema menor se haya enquistado y este poniendo en tela de juicio toda la sociedad turca, que no acaba nunca de volver a la normalidad. ¿Qué es lo que gana Erdoğan con todo esto? Pues es una pregunta de difícil respuesta, seguramente es solo una muestra de poder contra sus enemigos políticos, pero llama la atención que por un pequeño parque esta dilapidando todo su prestigio no tanto en Turquía sino en todo el mundo. Hasta ahora el líder de AKP había sido un modelo a seguir, el ejemplo para todos los países que abrazan el Islam y que creen es posible una convivencia entre un estado laico y una sociedad abiertamente religiosa, se hablaba que con el AKP se habría encontrado un partido de corte similar al de los democristianos en Europa. Pero los recientes disturbios y la desproporcionada respuesta policial está poniendo en tela de juicio su supuesto estatus de “moderado”.
El primer ministro turco no ha actuado con mucho tacto, de hecho podría haber desembarazo fácilmente del tema desviado la atención hacía el gobierno del distrito de Beyoğlu, que en el fondo son los responsables de la obra y quienes mandaron la policía en primera instancia. Así él podría haber aparecido como líder paternalista que fomenta el dialogo incluso con la oposición y seguramente la protesta habría muerto rápidamente, porque en el fondo no era más que una pequeña acampada en defensa de un parque; pero Erdoğan, a sabiendas de que en parte el descontento no era solo por Gezi y que estaban dirigidas fundamente a sus políticas recientes, decidió entrar al trapo y con ello radicalizo las protestas que entraron en la espiral en la que hoy nos encontramos.
El esperpento de esta extraña política se manifiesta no solo en sus polémicas declaraciones, sino principalmente en un viaje al Magreb desarrollado cuando el conflicto aun estaba en su máxima expresión. A su regreso de madrugada a Estambul, Erdogan organizo un mitin de apoyo así mismo en el aeropuerto, tan innecesario como ridículo. Innecesario porque el primer ministro es inmensamente popular entre sus seguidores y no necesita este tipo de actos para reafirmar su poder, y ridículo porque se pretendió dar la imagen de concentración espontanea de apoyo, similar a la que reciben los clubs deportivos cuando ganan un titulo, pero que en realidad no lo fue ya que se fletaron autobuses pagados por el partido, se amplió el horario del metro y se acondiciono un emplazamiento para que el primer ministro soltase un discurso televisado al país, todo muy distinto a lo que uno se imagina cuando alguien habla de espontaneo.
En los días siguientes, el primer ministro sigue descalificando continuamente a los manifestantes y acusa a todo el mundo de ser los responsables de los disturbios, que si ciertos bancos turcos, que si lo poderes económicos internacionales que quieren ganar dinero a costa de Turquía, que si twitter o internet, que sí la oposición turca, sólo falto decir que los culpables eran los Dönme, judíos convertidos al islam e histórico chivo conspiratorio de todos los males de Turquía. De hecho, llego a hablar en términos muy autoritarios, incluso hablando de “mi policía” como si el tener mayoría absoluta le garantiza el apropiarse de las fuerza del orden.
Y ayer finalmente, cuando se avanzaba pacíficamente hacía una solución o eso se creía, se decidió liberar Taksim a la fuerza con la presunta excusa de limpiar la plaza. Alguien debería haber recomendado a la policía turca ver lo sucedido en Barcelona con los acampados del 15M, cuando bajo la misma excusa se pretendió levantar el campamento montado en torno a plaza Cataluña, generando mayor indignación y una reactivación de las protestas. Y así fue y tras unos incidentes que muchos creen que fueron provocados intencionadamente por la policía, de hecho han circulado fotos de presuntos agentes lanzando piedras y cócteles Molotov, se reiniciaron los disturbios, el gas pimienta y la sensación de que nada se ha avanzado, entraremos en un bucle de violencia sin sentido. Con el tiempo veremos que si la jugada le sale bien al gobierno turco o no, pero la lista de daños, heridos, detenidos y muertos (entre los que se incluyen media docena de policías que según se dice se han suicidado por la tensión de estos días), no deja de crecer y el impacto económico empieza a ser importante en el sector turístico.

Todo esto también puede afectar negativamente al AKP en sus resultados electorales futuros especialmente en Estambul y otras grandes ciudades, aunque todo hay que decir que el siguiente plebiscito es municipal y es bien sabido que la población vota en este con un criterio diferente al de las generales. El beneficiario de esta hipotética fuga de votos está por ver ya que el CHP, está en un plano discreto y de hecho sus líderes han sido ampliamente criticados por el movimiento ciudadano que no quieren su injerencia.
Con todo lo que una cosa es clara es que la encrucijada que se encuentra Turquía a día de hoy no es nada cómoda, puede ganar o perder mucho con los disturbios. Su democracia puede salir reforzada o acabar totalmente polarizada y a la merced del extremismo, por ello Erdogan debe reflexionar sobre ello y ver mas allá, quizás los árboles de Gezi no les dejen ver el bosque entero o quizás este demasiado ocupado viendo esos documentales de pingüinos que ocupan la parrilla de las teles turcas a la hora de los disturbios, sea lo que sea es importante que el gobierno no olvide, que el «bosque de Gezi» está germinando y de sus semillas se puede crear un bello jardín o un campo de malas hierbas, todo depende de como el jardinero lo cuide.
Actualizado el 12 junio,2013.
A mi me pasa igual, no paro de buscar explicaciones a tanta obstinación. El AKP siempre dispone de excelentes sondeos, de hecho, suele acertar con los resultados electorales muchos dias antes de que se celebren. Lo único que se me ocurre es que han detectado una notable caída del apoyo al primer ministro debido a las últimas medidas polémicas y al desgaste de doce años en el poder. Esa caída en la intención de voto no es compatible con los anunciados planes de Erdogan para perpetuarse en el poder y probablemente el muy ambicioso líder ha decidido optar por un enfrentamiento que polarize a la sociedad y evite la fuga de votos. Otra cosa es que estén en lo cierto y hayan valorado adecuadamente la situación.
Hay una questión demográfica que no se está teniendo en cuenta en los medios de comunicación. Debido a la pirámide demográfica turca, en las próximas elecciones generales se incorporarán al cuerpo electoral casi nueve millones de jóvenes de 18 a 22 años. Hablamos de una cifra que supone alrededor del 20% del total y que por su entidad puede alterar sustancialmente el reparto de fuerzas actual. En ese escenario, es vital para el AKP evitar a toda costa la fuga de votos que se habría iniciado. La huída hacia adelante de Erdogan puede explicarse en este sentido. Otra cosa es que realmente le compense la polarización de la sociedad y el descrédito internacional que le están suponiendo los actuales sucesos. Aunque creo que ha estas alturas solo le preocupa su propia agenda, no el bienestar ni el futuro de los turcos.
Este gran país no se merece esto.
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Lo que apuntas Jose, sobre el cambio demográfico es muy interesante y habra que ver como afecta a los resultados electorales futuro. Pero sigo sin entender bien como esta polarización puede beneficiar al AKP, salvo que el electorado opositor se divida mucho y voten a partidos minotarios en vez del CHP que puede ser también. De todos modos optar por una agenda así me parece una ruleta rusa que vete a saber como te sale, porque no es raro que se produzca un efecto voto util y todo el mundo vote a CHP solo por echarlo.
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No hay que subestimar al soporte electoral del AKP, yo vivo en Izmir y el rechazo que generan aquí los de la bombilla es enorme. Pero en mis viajes por el interior del país he podido constatar que la situación es opuesta, les adoran. Erdogan ha sabido beneficiar a las grandes ciudades del interior como Kayseri o Konya y hoy son un granero de votos para su partido. No es tonto, el otro día se fue de mitin a Adana, una de las grandes en disputa para las próximas elecciones. Si consigue hacer ver que todo esto de las protestas es un complot contra Turquía y que él ha mostrado mano dura, mantendrá sus apoyos. Creo que a los opositores les queda mucho por hacer aunque han logrado romper la inercia de silencio que sufrían los descontentos con el gobierno en los últimos años.
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Precisamente no lo subestimo, el dominio de AKP es claro a nivel de Turquía y comprendo incluso que la gente lo vote ha introducido cambios importantes en el país y ha coincidido su mandato con un período de relativa bonanza, sea él o no responsable de los misma. Eso en si mismo creo que es un gran aval para su reelección.
Por eso que se enrede en un tema menor, me resulta llamativo, pero quizás como tu apuntas de aparecer como salvapatrias ante la perspectiva de confianza del electorado y una avalancha de nuevos electores contrarios a él puede serle útil, los políticos siempre piensan en este tipo de cosas, aunque me parece muy arriesgado.
También especulo, y esto es pura especulación mía, que el ceder al respecto de tema del parque Gezi puede hacer crecer las protestas entorno a los megraproyectos que se planean en Estambul. Porque personalmente si por el parque Gezi se ha montado esta polémica, Me imagino que el rechazo a obras faraonicas como el canal de Estambul o el nuevo aeropuerto sera mayor y los intereses de los políticos del AKP en estos proyectos son inmensos.
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Muy interesante tu observación sobre la oposición a otros megaproyectos, esa puede ser otra explicación a la desorbitada atención que el gobierno ha prestado al tema del parque Gezi. La verdad no me imagino a Obama implicándose de este modo en un modesto proyecto urbano en Nueva York. Si la oposición quiere avanzar, debe tocar todos los palos. Tendrían que investigar lo que hay detrás de tanta obra faraónica, después de 12 años en el poder, los casos de corrupción tienen que ser monumentales a nada que se rasque. Entonces podrían decir a los votantes del AKP, a vosotros os ha ido bien con este hombre, pero quien de verdad se ha forrado llevándose el dinero de los turcos ha sido él. Me imagino que alguien ya estará diseñando una estrategia en este sentido.
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