Llevo tiempo intentando retomar el curso normal de mi blog, la verdad que deseo con toda mi alma volver a hablar de las cosas buenas de la ciudad de Estambul, de recordar sus bellos edificios y la pasión por la vida de sus gentes,y de hecho al final de esta semana creí que lo iba a lograr ya que el gobierno turco parecía avanzar hacia la vía del dialogo e incluso declaro que iba dejar el futuro del parque Gezi a merced de una decisión judicial pendiente sobra la paralización de las obras y de un futuro referéndum.
Pero desgraciadamente hemos vuelto al bucle Represión – Disturbios – Represión del que Turquía parece no querer salir nunca. Lo de ayer fue un sin sentido, no se en que tipo de mente puede surgir la funesta idea de intentar levantar el campamento del parque Gezi en pleno sábado cuando las calles de Taksim están llenas de gente de todo tipo incluido familias, cuando estaban convocadas para ese día varias asambleas para que los acampados decidiesen o no si terminar la protesta y tras afirmarse anteriormente que se iba a respetar el campamento, o eso al menos fue lo que se dijo el día de la polémica limpieza de la plaza.
Lo de ayer fue una acción desastrosa que cualquier manual policial desaconsejaría, salvo que el objetivo sea mantener eternamente los disturbios, ya que si se quisiera disolver el campamento, es mejor realizarlo cuando el mismo este sea mas vulnerable, a primera hora de la mañana o cuando al menos no haya posibles victimas colaterales, pero no fue así, sino el mismo se realizo en plena hora punta de un sábado y haciendo uso de nuevas sustancias químicas irritantes. Además hay que añadir que al menos podrían haber esperado a la decisión de la asamblea de Gezi, porque si fuera positiva quizás nos hubiéramos todo este despliegue y violencia.
Pero todo esto viene relacionado con un nuevo toque de autoridad mandado desde Ankara por Erdogan, quien regalo ayer a sus miles de seguidores ,convocados en un acto electoral, el ultimátum final a los indignados de Gezi, para posteriormente dar ordenes para ejecutar su propia sentencia sobre la gente concentrada en Taksim. Explosión autoritaria que me hizo recordar una vieja leyenda que tiene como epicentro unos pequeños animales que se han convertido en uno símbolos de los disturbios: los pingüinos.
Los pingüinos se han hecho famosos en Turquía porque una televisión nacional decidió obviar voluntariamente la revuelta y coloco en primera plana un documental sobre estos simpáticos animalillos, que según cuentan varias leyendas suramericanas sufrieron duramente en el pasado la consecuencia de su soberbia. Se dice que estas aves eran consideradas las favoritas de los creadores y lucían unas bellas y fuertes alas con las que conseguían alzarse a las máximas alturas, desde donde se burlaban del resto de las aves. Pronto, los dioses empezaron a disgustar de la arrogancia de sus predilectos “Icaros” y en un arrebato de ira acortaron sus alas bloqueando su capacidad de vuelo.
Como no estaban acostumbrados a andar por la tierra, sus pasos resultaban torpes y graciosos, lo cual pronto atrajo la sorna de los seres de la naturaleza, que en desquite no cesaban de reírse de ellos. Humillados los pingüinos optaron por el ostracismo y se introdujeron en el océano y tomaron rumbo al inhóspito e inhabitado continente antártico, camino a un exilio del cual nunca jamás volverían.
Personalmente creo que ya es hora de que algún Dios corte las alas de todos aquellos que desde su posición están metiendo leña al fuego del conflicto y que no son capaces de mirar con modestia y respeto a la opinión y vida de los demás, si o si debe terminar estos disturbios por el bien de Turquía. Que lo hagan y que lo hagan pronto, sino que cojan su maleta y se vayan a montar su propia república en la Antártida, seguro que allí no tendran oposición politica y los documentales de pingüinos tendran un éxito mas que asegurado.
Actualizado el 16 junio,2013.
Planeta Estambul 