La orografía urbana de Estambul en ocasiones se vuelve difícil para el viandante, pero existen pequeños atajos que facilitan el día a día de sus ciudadanos, uno de estos recursos es el funicular subterráneo de Tünel.

Estamos hablando de una de las líneas de metro más antiguas del mundo (la segunda tras la de Londres), que en un corto recorrido de apenas 573 metros une dos de las zonas con mayor transito de Estambul: Karaköy y Takism.

Tünel es un cordón umbilical único que surgió a finales del siglo XIX, con el fin de resolver el dificultoso tránsito de animales y personas por las estrechas e inclinadas calles que bordean Gálata.

Diseñado por Eugène-Henri Gavand e inaugurado en 1875, rápidamente se convirtió en un elemento más del quehacer diario de una población que se trasladaba a trabajar a las orillas del Bósforo, pero que solía residir en la zona alta.

Tünel ha cambiado con el tiempo, los coches de madera fueron sustituidos por modernos vagones de acero y su funicular quedó integrado en el sistema intermodal de transporte de Estambul.

Es curioso pero los turistas suelen desconsiderar el tener que pagar por un viaje que dura apenas 90 segundos, pero al final del día cuando vuelven a Taksim agotados de visitar los grandes monumentos de Sultanahmet, agradecen encontrarse con esta especie de ascensor y no enfrentarse al calvario de enfrentarse a la gran pendiente de la cuesta; quizás sea en esas ocasiones cuando uno entiende el significado de esta obra y el esfuerzo que supuso su construcción.

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Actualizado el 18 septiembre,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño