Durante siglos la extensión costera que iba desde la playa de Florya hasta la cercana localidad de Ayastefanos (Yeşilköy en la actualidad) constituía uno de los entornos más idílicos de Estambul con decenas de casas nobles que se entremezclaban con bosques y pequeños poblados de pescadores; un relajado paisaje marítimo que serviría de refugio a Kemal Atatürk, quien decidió pasar allí los últimos veranos de su vida, en una residencia de estilo Bauhaus conocida como la Mansión marina de Florya Atatürk.

En el año 1935 la frágil salud del célebre presidente y fundador de la república turca era vox populi y preocupados por la misma la municipalidad de Estambul decidió intentar ayudarle y promovió un concurso público para construirle una mansión veraniega donde pudiese descansar durante el verano; el ganador fue el arquitecto Seyfi Arkan quién diseñaría una casa flotante fiel a las lineas clásicas de la escuela de Bauhaus.
Inaugurada el 14 de agosto de 1935, la mansión tuvo una corta vida como centro vacacional del presidente ya que el mismo fallecería 3 años después, con todo durante el período que estuvo en activo fue disfrutado ampliamente por Atatürk quién dejó allí innumerables y entrañables fotos de baños y paseos en barca. Tras su muerte, el edificio siguió siendo utilizado como casa de verano por otros presidentes turcos hasta que en 1993 esta hermosa hermosa obra arquitectónica fue restaurada y reconvertida en museo.

Actualmente el centro expositivo, conocido como Florya Atatürk Deniz Köşkü, es principalmente visitado por escolares o colectivos interesados en la figura de Atatürk, ya que se encuentra ciertamente distante de los principales centros turísticos de la ciudad.
Además, pese a su belleza icónica, no es un museo especialmente popular entre los turcos, ya que no esta bien conectado con el sistema de transporte de la ciudad y parte del frente litoral de Florya no es accesible visualmente al público al estar este en manos privadas o integrado en terrenos gubernamentales; de hecho uno fácilmente puede pasar por delante y no darse cuenta de su existencia.
Para visitar el museo deberemos hablar primero con el policía de la entrada del recinto, el cual es ciertamente celoso de los visitantes ya que algunos miembros del parlamento turco siguen disfrutando allí de sus vacaciones de verano. Una vez resuelto el tema policial, un guía nos llevará a conocer la mansión la cual sorprende rápidamente al espectador ya que la misma se integra magistralmente en el paisaje marítimo.

La residencia desprende aroma Bauhaus en cada detalle, un regalo visual al que se accede através de una pasarela, que partiendo desde la playa recorre 90 metros sobre las aguas hasta alcanzar el edificio cuya geometría recuerda a la de un navío.
Un monumento único, sostenido por cientos de columnas de acero, que en su interior protege a un pequeño número de salas y habitaciones, luminosas y austeras en su contenido y que crean un espacio singular donde se exhiben muchas fotos y objetos pertenecientes a Atatürk.
Un espacio desconocido por la mayoría pero sorprendentemente bello, puro reflejo de la riqueza de espacios y atractivos turísticos que atesora la inabarcable ciudad de Estambul.

Actualizado el 20 enero,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño