No suelo leer dos veces un libro porque la pila de empolvados volúmenes no acaba nunca de reducirse y prefiero seguir nutriéndome de palabras nuevas, pero Estambul: Ciudad y recuerdos, ha sido una de esas pocas excepciones. No estoy diciendo con ello que se trata de una obra maestra de la literatura universal, sino que al ser un libro panorámico de la ciudad que me enamoró, mereció esa segunda interpretación que enriqueció y dio sentido a lo que no fui capaz de comprender la primera vez.
Mi primer recuerdo del libro me traslada a Ushuaia, donde lo encontré en una pequeña librería en la que husmeaba en busca de material de interés para gastar mi tiempo en las travesías oceánicas de mi trabajo de aquella. Su visión me atrajo rápidamente, ya que acababan de conceder a su autor Orhan Pamuk el Premio Nobel de Literatura y, por otro lado, la ciudad de Estambul siempre me había llamado la atención y estaba en mi lista de prioridades.

Leí el libro durante las guardias en la máquina del barco y rápidamente sufrí el enganche. Su visión intimista me enamoró, ese amor por sus calles, la forma con la que el autor observa con pasión la Mezquita de Süleymaniye, ese modo en el que describe una ciudad en declive, pero que aún guardaba todos sus encantos, esa excitación y curiosidad por ver una nueva casa otomana que se derrumba o arde, esa experiencia colectiva que se entremezcla con su propia biografía. En definitiva, una mezcla explosiva de sentimientos que te aporta su visión única y especial sobre esta hermosa ciudad.
Estambul: Ciudad y recuerdos, es uno de los libros más populares de Orhan Pamuk, quizás porque se trate de un relato descriptivo de la ciudad, de algo cercano, un reflejo parecido a los sentimientos que millones de estambulís y turistas han vivido en su relación con la urbe.
Un libro que se aleja de la literatura culta y demasiado detallista que exhibe Pamuk en muchas de sus obras, las cuales, en ocasiones, son difíciles de entender por el gran público.
Quizás sea el enfoque autobiográfico la que la haga más humana, un repaso familiar que parte desde la tierna infancia cuando residía en el barrio de Nişantaşı y que finaliza en los primeros años de la universidad, años claves en la comprensión de su personalidad la cual fue muy influenciada por la desestructuración y progresiva perdida de estatus social de su familia.
Orhan Pamuk da a entrever en sus líneas el gran conocimiento que tiene sobre su ciudad, sabiduría que nace y se consagra con una exposición progresiva de las obras clásicas, de autores turcos o extranjeros, que durante la historia han narrado y versado sobre la ciudad, elementos que nos permiten interpretar mejor la visión que durante siglos el mundo ha tenido sobre Estambul. Muchos de estos tópicos, tales como los harenes, los baños turcos, el baile del vientre, etc., aún se mantienen en el imaginario colectivo mundial, eterna condena para un Estambul que parece permanecer en el limbo de su propia dualidad, de esa dicotomía de ser ciudad europea a la vez que asiática.
Uno de los puntos positivos a destacar del libro, es que la experiencia lectora se acompaña en todo momento con una exposición continua de fotos propias o del archivo de Ara Güler, capturas de la época que añaden un plus de riqueza a la narración, al trasladarnos a los lugares y espacios tal como los vivió el propio Pamuk.
Otro de los aciertos de Orhan Pamuk es que no obvia (a diferencia de otros autores) la diversidad cultural de la ciudad, esa Estambul griega, armenia, italiana o judía que también formaba de la vida cotidiana de su infancia y que sin la cual sería imposible entender el pasado y presente de Estambul. Pamuk las integra en su narración con naturalidad, sin realizar valoraciones, pero también sin renunciar a mencionar sucesos claves en la configuración humana de la metrópolis como fue el caso de los altercados contra las minorías en 1955, hechos que siguen siendo hasta cierto punto tabús dentro de la sociedad turca.
Esta multiculturalidad interna de Estambul, que tal como menciona el premio nobel turco, mutó con la emigración de las minorías históricas, pero se volvió de nuevo diversa con la llegada masiva de etnias y comunidades procedentes de Anatolia. Pamuk reflexiona sobre este fenómeno y su impacto en el crecimiento desbordado de la ciudad, que se tradujo en nuevos barrios que se unieron a Estambul, pero sin integrarse realmente en la ciudad y cuyas gentes nunca se adaptaron a la sofisticación y modernidad que siempre emanó la cosmopolita urbe.
Desde mi punto de vista el libro es digno de recomendación, porque considero que es una de esas obras que contribuyen a tu enriquecimiento personal, ya que abre tu mente a nuevas visiones y reflexiones sobre el mundo.
Olvídense de lo que hayan leído o escuchado de Pamuk, porque Estambul: ciudad y recuerdos, no sigue los patrones clásicos de la obra de su autor, es sencillamente un libro de homenaje a Estambul pero a la vez que aplicable a cualquier urbe del mundo, porque la visión de una ciudad está directamente relacionada con las experiencias personales que uno tuvo en ella, y no hay ciudad más bella que la que uno siente como suya.
Si quieres comprar esta novela de Orhan Pamuk, pinchando en los siguientes enlaces puedes acceder a la web de Amazon y adquirir el mismo en su versión en español, inglés o turco.
¿Estás interesado en la literatura turca? Si la respuesta es que sí os recomiendo visitar el siguiente enlace, donde tenéis una completa lista de libros sobre Turquía creada a partir de las recomendaciones del autor de este blog y de otros lectores.
Actualizado el 14 febrero 2016.

Replica a Miguel Angel Otero Soliño Cancelar la respuesta