Paseaba por el lado asiático de Estambul, en Üsküdar, no muy lejos de la Torre de la Doncella o de Leandro y me encontré a un grupo de cormoranes secando sus alas aprovechando el sol del verano turco, mientras al fondo se divisaba el Palacio de Topkapi y la belleza sin igual del Cuerno de Oro.

La verdad que por un momento sentí envidia de estas aves, porque ellas son capaces de observar Estambul por tierra, mar y aire. Un sentido privilegio, que inmortalice en una foto para el recuerdo.
Actualizado el 16 agosto,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño