El renacer de uno de los iconos de Estambul

Han pasado años de larga espera, pero por fin uno de los principales iconos de Estambul vuelve a envolver con su magia el paisaje de la ciudad, hablamos nada mas ni nada menos que la célebre Mezquita de Ortaköy.

Mezquita de Ortaköy
Mezquita de Ortaköy luce espectacular desde su última restauración  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

No es un templo cualquiera, si no que representa una de las postales más características de Turquía, de hecho suele ser portada habitual de las guías de viajes de Estambul. Además su perfecto mimetismo con el Bósforo, es usado frecuentemente como fondo romántico para vídeos musicales y películas.

La llamada Gran Mezquita Imperial (Büyük Mecidiye Camii en turco), fue construida bajo el auspicio sultán Abdülmecid en 1856 y siguió los principios neo barrocos predominantes en la época. La mezquita no era solo un lugar de oración, sino que contaba con estancias privadas para el uso exclusivo del sultán que solía frecuentar la misma.

Exteriormente la mezquita se exhibe con dos minaretes que se elevan hacia el cielo, superando en altura a una impresionante cúpula que corona el cuerpo central del edificio.

libro de viajes Estambul
Portada de una popular guía de viajes, en cuya portada aparece la imagen de la mezquita de Ortaköy

Los muros de la mezquita son equivalentes a una piel llena de cicatrices horadada por elementos decorativos de influencia barroca y numerosas vidrieras orientadas magistralmente para dejar atravesar toda la riqueza cromática de la luz del Bósforo. 

En el interior destaca la fuerza que genera los muros de mármol que ascienden hasta la cúpula central, la cual muestra una tonalidad rosácea como consecuencia del efecto de unos cuidados mosaicos.

Mezquita de Ortaköy Estambul
Mezquita de Ortaköy antes de su restauración  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

La mezquita de Ortaköy fue uno de los lugares que más fuertemente me vincularon a la ciudad y que se ha convertido con el tiempo en una autentica necesidad vital ya que ninguna visita a Estambul ha sido completa sin poder observar como su perfil se combina con las luces del Puente del Bósforo.

Por eso ahora poder verla resplandeciente, sin las heridas de guerra del paso de los años y de acción del mar, es el mejor regalo para reencontrarme con un espacio único cerrado ante mis ojos por demasiado tiempo y que ahora volverá a brillar para quienes quieran sufrir la agridulce condena de amar a Turquía.


Actualizado el 11 junio,2014.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño

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