Una hermosa fachada neoclásica sorprende a diario a los miles de peatones que caminan por la populosa avenida İstiklâl en Estambul, pero muchos ignoran que tras esa triple puerta, coronada por una estatua de la virgen, se esconde una de las parroquias católicas más antiguas de la ciudad: Santa María Draperis (Meryem Ana Draperis Latin Katolik Kilisesi en turco).
Quien consiga perder la vergüenza y traspasar la puerta, podrá adentrarse en los dominios de una pequeña república espiritual tan discreta que apenas nadie se percata de la existencia de un pequeño monasterio franciscano en su interior; monjes de varias nacionalidades que descienden las empinadas escaleras para orar en la iglesia que cierra el patio y que se encuentra flanqueada por bloques de apartamentos.

Una generosa donante que dio nombre al templo
El templo muestra una insulsa fachada exterior cuya simetría es continuamente rota por ventanales y que se encuentra coronada por un modesto campanario; frontón de entrada que anticipa una iglesia de planta cuadrada y de techo abovedado que se asienta en unos antiguos terrenos pertenecientes a Clara Bratola Draperis, mujer genovesa quién donó los mismos con el fin de levantar un templo que vería la luz en 1584 y cuyo nombre homenajea a su benefactora.

Un interior íntimo y bello
Edificio religioso de aire levantino que a lo largo de los siglos sufrió varios incendios, siendo la actual iglesia fruto de la restauración realizada en 1904 por el arquitecto Guglielmo Semprini, que concedió a su interior una belleza que anima a la reflexión y a la oración. Así la íntima luz de las velas nos revela una iglesia donde sobresale un altar de mármol rosa de Carrara, que está adornado por un icono donado por la propia Draperis y que es de uno de los pocos elementos que sobreviven de la iglesia original.

Las paredes se llenan de escenas bíblicas y otras inspiradas en la vida y obra de San Francisco, pigmentos sagrados que se entremezclan con oraciones expresadas en varios idiomas, ya que las misas son celebradas principalmente en lengua italiana pero también en coreano e incluso en español, siendo una de las pocas iglesias de la ciudad donde existen servicios en nuestra lengua, hecho que nos relaciona el fuerte vínculo de la comunidad franciscana de Estambul con España.

Una auténtica superviviente
Santa María Draperis es una iglesia que ha sobrevivido a incendios, guerras, terremotos y a mil avatares distintos a lo largo de su dilata historia y que actualmente lucha contra la caída agónica de población levantina, pero que a costa de adaptarse sigue viva y manteniendo un impulso espiritual fuerte y de hecho es habitual ver numerosos feligreses en su interior, singularidad y fortaleza interior que la digna de una o varias visitas.
Actualizado el 18 octubre,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
ES MUY HERMOSA
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