Uno de las últimos largometrajes grabados y ambientados en Turquía es el film conocido en España por el nombre del El maestro del agua (Son umut en turco).
Esta película dirigida y protagonizada por Russell Crowe toma como trasfondo la 1ª Guerra Mundial y más en concreto la Batalla de Gallípoli (Çanakkale Savaşı en turco) durante la cual las tropas otomanas, lideradas por hábiles comandantes como Kemal Atatürk, consiguieron expulsar al ejercito expedicionario británico que intentaba ocupar el Estrecho de Dardanelos.
La operación resultó un sonoro fracaso para los británicos y en ella perecieron alrededor de 250.000 soldados de la Corona en su mayor parte pertenecientes al cuerpo de los ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps).

El film se inicia con el fin de la batalla y las alegres celebraciones de las tropas turcas, pero lo que parece el comienzo de otro clásico bélico da un pequeño vuelco y las imágenes rápidamente nos trasladan hasta a Australia donde un granjero llamado Joshua Connor (Russel Crowe) y su esposa intentan lidiar con el recuerdo de sus 3 hijos desaparecidos en el conflicto. Su mujer no consigue superar el dolor y se acaba suicidando lo que impulsa al protagonista a viajar a Estambul para encontrar los cadáveres de sus vástagos.
A su llegada a Turquía el granjero se encuentra con un estado convulso, con la ciudad de Estambul controlada por los países vencedores (aunque el Imperio Otomano ganó la batalla de Gallípoli perdieron la guerra) y con los griegos aprovechando la debilidad de Turquía para invadir su territorio.
Connor se alojará en un hotel regentado por una bella mujer otomana (Olga Kurylenko), con quien establece una intensa relación que canalizara gran parte del argumento de la película. Trama que se desborda cuando el protagonista consigue acceder a las fosas de Gallípoli, momento en el que descubre, gracias a la ayuda de un oficial turco (Yılmaz Erdoğan), cual fue el verdadero destino de sus hijos, ventura muy diferente a lo que él inicialmente esperaba.
Deciros que yo visione la película en Turquía, donde se estrenó con mucha antelación con respecto a España. Mi primer pensamiento tras observar los carteles de la misma es que mi iba a encontrar con una película bélica patriotera y que la misma iba a provocar ríos de controversia en una Turquía donde el tema de Gallípoli esta muy presente socialmente, pero realmente no fue así. El motivo principal es su tendencia a la neutralidad ya que la historia solo usa el conflicto bélico como trasfondo y trata a todas las partes como damnificadas, mártires de lo que fue un sin sentido donde todo el mundo tiene algo que llorar.
El desarrollo del contenido visual mezcla el dolor que siempre deja la guerra con el surgimiento de una relación sentimental entre los protagonistas, creando un drama muy edulcorado que regularmente cae en el tópico del choque cultural de una forma que hace poco creíble su veracidad (de hecho muchas de las costumbres, vestimentas o situaciones que aparecen no tienen correspondencia con la realidad del Imperio Otomano), pero que da un hilo que permite mantener la emoción del producto durante los 111 minutos que dura el metraje.
El Maestro del Agua sin ser una película brillante, es un producto amable y que se deja ver, un drama bélico sin mucha violencia y héroes salvapatrias, donde los protagonistas desprenden humanidad y cercanía; un film abierto a todos los públicos que aunque deja muchos aspectos históricos en el tintero por lo menos afronta y toca un período convulso de la historia de la humanidad sin caer en el rencor, ni en la eterna ofensa entre vencedores y vencidos; una película que recorre visualmente la hermosura de Estambul (Palacio de Topkapi, Basílica Cisterna..), pero que será recordada principalmente por ser la primera que dirige Russell Crowe, que eligió Turquía para iniciar su carrera como director.