El Cuerno de Oro es un mantel de hermosos monumentos que mágicamente dibujan una panorámica única que siempre ha encandilado a los viajeros que se acercan a Estambul; de toda esa colección de grandes joyas de la arquitectura solo un edificio guarda el honor de coronar esta simbólica asta, no es otro que el Palacio de Topkapı, autentico símbolo del esplendor del Imperio Otomano.

Con la caída del Imperio Bizantino, la ciudad de Constantinopla sufrió un cambio radical en su estructura física. El sultán Mehmet II era consciente de que la ocupación de la metrópolis bizantina había catapultado su prestigio, pero tal gloria necesitaba de un palacio a la altura de su nueva posición, por ello en el año 1462 se inició la construcción del que sería durante siglos la residencia de las dinastías otomanas.
La elección de la ubicación de esta mansión real no fue baladí, así se escogió el promontorio que domina la unión entre el Cuerno de Oro, el Estrecho del Bósforo y el Mar de Mármara; un lugar estratégico desde donde se podía otear y dirigir toda la ciudad.

El entramado palaciego de Topkapi, uno de los más extensos del mundo, nació envolviendo varios patios interiores y desarrollando una extensa estructura defensiva que en algunos de los tramos se unió con los muros bizantinos. En la antiguamente inexpugnable muralla medieval se abrió una cuarta puerta, sobre la cual se dispusieron varias baterías de cañones; esta entrada por extensión denominaría a todo el conjunto, ya que su nombre en turco «Topkapı Sarayı» significa literalmente «Palacio de la Puerta de los Cañones«.

Con todo hoy en día al actual museo se accede principalmente a través de la Puerta Imperial o de Bab-i Hümayun, situada en las cercanías de la Basílica de Santa Sofía. El complejo que se abre ante este imponente acceso, se ha agrupado de forma clásica en 4 grandes patios con usos sustancialmente diferentes y que marcaban la dicotomía de un recinto que era tanto residencia como centro administrativo de poder.

El primer patio está formado por una extensa zona ajardinada que sirve de antesala al resto del palacio y en cuya extensión se halla la iglesia de Santa Irene. Tras este se accede a un segundo donde se estructura gran parte de los edificios de servicio (establos, cocinas, baños…), así como estancias militares y las principales áreas administrativas y de gobierno; era aquí donde el Sultán daba la bienvenida a los embajadores extranjeros y administraba justicia. También era el epicentro de las principales ceremonias civiles y religiosas, de hecho era el lugar escogido para los actos de ascensión del trono.

Atravesando la conocida como la Puerta de la Felicidad (Bâbü’s-saâde), nos adentramos al tercer patio (Enderûn Avlusu) que constituye el verdadero corazón de la vida del palacio ya que era aquí donde el Sultán pasaba mayor parte de su tiempo. Estamos ante la zona más vistosa de toda la visita, un espacio donde la arquitectura otomana se exhibe con maestría y revela el lujoso estilo de vida de los gobernantes otomanos.
Nada más adentrarnos en el nuevo el patio nuestra atención se desvía a la Sala de Audiencias (Arz Odası) donde el Sultán frecuentaba realizar audiencias diplomáticas o reuniones con los altos cargos del gobierno; este edificio era además el lugar elegido para la entrega del Sagrado Estandarte al comandante otomano que partía hacía una nueva campaña militar.
No muy lejos también se halla Biblioteca de Ahmed III y las salas que acogen el Tesoro real, una de las estancias favoritas de los turistas quienes se agolpan para observar una esplendida colección de joyas y otros objetos de valor, que fueron recopilados durante siglos por los dirigentes otomanos.

Una de los lugares más hermosos del conjunto agrupado entorno al tercer patio, es el apartamento privado del Sultán (Has Oda). Una de sus características es que su estructura y decoración fue respetada y cuidada a lo largo de los siglos y de hecho apenas se introdujeron modificaciones en la misma, de ahí que aun conserve gran parte de los azulejos originales que datan de finales del siglo XVI. Este respeto histórico, tiene en parte que ver con el hecho de que es en este edificio donde se conserva algunas de las principales reliquias del palacio, como una de las dos túnicas de Mahoma (Hırka-I Saadet Dairesi) que se conservan en la ciudad (la otra se encuentra en la mezquita Hirka-I Serif).

El cuarto y último patio del palacio, consiste en un estético jardín de tulipanes que desemboca en una espectacular terraza panorámica, alrededor de la cual se instalan varios hermosos pabellones como el de Bağdat, Iftaree o el de Revan. Con todo uno de los elementos más singulares de este espacio es la conocida como Sala de la Circuncisión, lugar donde tenía lugar esta ancestral práctica musulmana y en la que participaba todos los varones de la corte.

Pero la visita a Topkapi no termina aquí, de hecho aun nos queda pendiente la parte del palacio más famosa a nivel mundial: el Harem.
Este complejo entramado de habitaciones conformaba la residencia de la familia del Sultán así como de sus concubinas y eunucos. El Harem constituye uno de los estereotipos más asociados a la idea de lo turco, un destino privado que cumplía una función más amplia que la idea de placer atribuida por el mito occidental, de hecho servía como centro educativo y de reclutamiento de jóvenes extranjeros cuyo destino era el de servir como funcionario dentro del extenso Imperio Otomano; también era el epicentro donde se gestionaba el futuro sucesorio de los sultanes, de ahí que siempre estuviera muy relacionado con las traiciones y las intrigas palaciegas como las orquestadas por la famosa Hürrem.
Para acceder a esta parte del museo uno debe pagar una tarifa extra, pero sin duda constituye la parte más singular y hermosa del conjunto, un repaso único por la diversidad decorativa otomana, que se luce no solo en los dormitorios y apartamentos (brillantes en el caso de las estancias de la Reina Madre o del Príncipe heredero), sino también en los baños y fachadas exteriores; maestría en los detalles que en cierto modo impregna a todo lo relacionado con este simbólico palacio, un referente único cuyo perfil no solo ocupa el mejor emplazamiento de la ciudad sino que es pura expresión de la riqueza histórica de la ciudad de Estambul.

Actualizado el 22 enero,2018.
Magistral, como nos tenés acostumbrados 🙂
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Gracias Ana 🙂 me alegra que te haya gustado.
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