Cuando uno divisa desde el mar el bello perfil de Büyükada en Estambul, nuestra vista siempre se desvía hacía una inmensa estructura de madera que corona uno de los puntos altos de la isla; sin saberlo hemos divisado el conocido Orfanato griego (Büyükada rum yetimhanesi en turco), un espectacular refugio que durante años alojó a cientos de niños ortodoxos sin hogar.

Pese a que la labor solidaria y altruista dominó sus usos durante el tiempo que permaneció activo, el edificio tuvo un origen más especulativo ya que su destino inicial era el de convertirse en un hotel-casino de lujo para los clientes de la Compagnie Internationale des Wagons-Lits, empresa que durante años gestionó con éxito la célebre ruta ferroviaria del Orient Express; de su diseño se encargaría Alexander Vallaury, famoso arquitecto de origen francés que ya había regalado a la ciudad importantes obras arquitectónicas como es el caso del Hotel Pera o la sede central del Banco Otomano.
El proyecto hotelero sería un fracasó por la negativa del sultán Abdülhamid II de autorizar su apertura y el edificio, ya terminado, acabaría en 1898 en las manos de Eleni Zarifi, viuda de un adinerado banquero, quien lo donó al patriarcado ortodoxo con la condición de que abriese en sus instalaciones un orfanato para los niños pobres de la comunidad de origen griega; hay que tener en cuenta que a finales del siglo XIX y principios del XX la comunidad ortodoxa era muy importante en número en Turquía y muchos niños quedaban huérfanos todos los años como consecuencia de los continuos conflictos a los que se enfrentaba el Imperio Otomano.
El orfanato abrió sus puertas en 1903 con el beneplácito del sultán quien incluso hizo su propia aportación económica a la causa concediéndole además un estatus de exención de impuestos. Permaneció en activo hasta 1964 momento en el que la caída de la población ortodoxa y la reducción del número de huérfanos hizo innecesario la continuidad de las instalaciones y el inmenso recinto de más de 23.000 metros cuadrados fue abandonado. Las posteriores disputas entre el estado turco y el patriarcado de Constantinopla por su titularidad ahondó en el deterioro de esta espectacular construcción de 6 alturas que está considerada como el edificio hecho en madera más grande de Europa y el segundo del mundo sólo detrás del templo de Todaiji en Japón.

En 2010 la Corte Europea de Derechos Humanos resolvió el conflicto entre las partes a favor de la iglesia ortodoxa quien no solo recuperó su titularidad sino que a la par propuso la creación en sus instalaciones de un instituto de investigación medioambiental. El proyecto lleva años parado, especialmente por la inmensa aportación económica necesaria para restaurar este coloso de madera, así como por las continuas discrepancias entre el gobierno turco y el patriarcado; todo ello esta dificultando el ilusionante sueño de muchos lugareños y visitantes que desde hace mucho tiempo desean recuperar para la sociedad a este auténtico símbolo de las Islas Príncipe.
Actualizado el 27 julio,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
A partir de 1967 stuve dos veces en Buyu Cadá y lamentablemente no vi esa contrucción tan interesante.
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La primera vez que fui no la encontre yo tampoco el motivo es que te tienes que desviar del camino principal, con todo desde el mar es con diferencia el edificio que mas destaca de la isla. un saludo
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quiero un puco para una nina
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