La mezquita de Fatih es de las más grandes y bellas de Estambul, un imponente templo que recibe el nombre del Sultán Mehmet II Fatih, figuras clave de la historia otomana, ya que fue el artífice de la conquista de la mítica ciudad de Constantinopla.
Las tropas otomanas de Fatih introdujeron el islam como fe principal en la antigua y ortodoxa capital del Imperio Bizantino y con su gobierno empezaron a construirse espectaculares mezquitas que cambiarían radicalmente el paisaje de la metrópolis, una de las primeras en construirse fue la Mezquita Imperial de Fatih (Fatih camii en turco).
La mezquita, construida a finales de 1470 con el apoyo del sultán, se erigió sobre los restos de la iglesia de los Santos Apóstoles, cuyo esqueleto se utilizó como fuente de material para el nuevo edificio.

Creada para rivalizar con Santa Sofía
El templo original, que se planteó bajos los diseños del arquitecto converso Atik Sinan, estaba dominado visualmente por su enorme cúpula de 44 metros de alto y 26 de diámetro, que en su momento pretendió competir en grandiosidad con la de Santa Sofía; cúpula que a la vez daba sombra a un complejo que contenía madrasas, varias bibliotecas, escuelas, baños turcos, comedores etc.
El resultado final del edificio no fue del agrado de Mehmet II, apodado el Conquistador, al quedarse corta en su comparación con la basílica bizantina, por lo que el arquitecto, pese a que su trabajo fue brillante y original, acabó sufriendo como castigo la amputación de su brazo.
Reconstruida tras la acción de varios terremotos
Tiempo más tarde, los terremotos, especialmente el de 1766, destruirían casi totalmente el complejo, que fue reformado completamente en 1771 bajo las líneas marcadas por el arquitecto Mehmed Tahir Ağa, que introdujo elementos barrocos en su diseño tanto exterior como interior.
Íntima y brillante, la decoración interior repite las pautas marcadas por la impronta dejada por el arte de Mimar Sinan, aunque más pobre que otras mezquitas homólogas en su tamaño.

El patio, que se abre al refugio del edificio, es de lo poco que se conserva de la primigenia y ambiciosa construcción y sorprende por la picuda forma de su fuente central.
Una de las tumbas más veneradas de Estambul
La mezquita es muy valorada por los musulmanes, pero la tumba del Fatih atrae más atención, ya que es fundamental para entender la expansión del Islam y del Imperio Otomano.

Un palacete de hermosas formas, sirve de lugar de reposo eterno del sultán, líder que cambio la historia y que dio fin a la oscura Edad Media y que un día bautizó con su nombre de guerra a esta mezquita, que aún marca el destino de la siempre bella Estambul.

Actualizado el 1 febrero,2019.


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