El Palais de Hollande es una conocida mansión que históricamente ha servido como sede diplomática de los Países Bajos en Estambul; un edificio que según cuentan es también el hogar de Beyaz Gül, el fantasma de una mujer enamorada cuya alma sigue vagando en eterna condena por los jardines del palacio.

Un casanova en Estambul
Países Bajos tuvo unas excelentes relaciones diplomáticas con el Imperio Otomano, las cuales se gestionaban principalmente desde el Palais de Hollande, la sede de la antigua embajada, cuyo edificio ocupa un lugar privilegiado en la famosa avenida İstiklâl. Este singular edificio serviría de residencia a Cornelis Calkoen, uno de los protagonistas de una de las historias de amor más famosas de Estambul.
En 1726, el diplomático Cornelis Calkoen llegaría a la capital otomana para ejercer sus funciones en la que era una de las ciudades más importantes del momento; pronto se haría famoso en la ciudad por sus extravagantes regalos y por su intensa vida amorosa que incluía a muchas mujeres de la Corte de Topkapı, de las cuales obtenía información privilegiada.

El amor eterno por Beyaz Gül
La loca vida de Casanova de Cornelis cambiaría cuando conoció a Beyaz Gül (La rosa blanca en turco) una antigua esclava circasiana con la que inició una intensa relación; fue un verdadero flechazo ya que el diplomático y la joven se enamorarían profundamente el uno del otro, prometiéndose amor eterno y todo pese a que su relación, aunque tolerada en la cosmopolita Estambul, no estaba del todo bien vista.
La larga separación de los amantes
El gobierno holandés acabaría por interponerse en la vida de la pareja y Cornelis Calkoen fue llamado a la Corte en Países Bajos para recibir el encargo del puesto de embajador en Francia, algo que suponía vivir alejado para siempre de su amor. Él rechazó el puesto y pidió ser reintegrado en la sede diplomática turca, petición que fue aceptada parcialmente bajo la condición de servir en un puesto diplomático temporal en Polonia.
Cornelis vio como su estancia en Polonia, a priori corta, se prolongaba por años sin que pudiera regresar junto a su amada y pacientemente espero hasta que en 1761 fue asignado de nuevo a Estambul.
Habían transcurrido 17 años desde su separación, pero ambos mantenían vivo su amor, de hecho Cornelis no se había casado, ni tenido hijos como prueba de fidelidad ante la «Rosa Blanca».

El trágico final de la pareja
Al igual que otras famosas historias de amor, esta pasión tuvo un aciago final, porque según cuenta la leyenda, cuando estaba a punto de embarcar para regresar junto su amada, Cornelis fallecería por causas desconocidas.
Beyaz Gül, que estaba al tanto del eminente regreso del diplomático, vivía el reencuentro con extraordinaria intensidad, pero por desgracia nadie le contó el trágico final de su amado y esta acabaría muriendo de un ataque al corazón en las puertas de Palais de Hollande por la ansiedad que le produjo el pensar que su amor se había olvidado de ella o bien había decidido no regresar.
El fantasma del Palais de Hollnde
El recuerdo del trágico destino de Beyaz Gül está muy presente entre los trabajadores del actual Consulado General de Holanda en Estambul; no solo por el hecho de que una enigmática estatua de una mujer yacente presida el lugar donde teóricamente falleció la Rosa Blanca, sino por el hecho de que son muchos los que afirman haber presenciado fenómenos paranormales en el Palacio, ocasionados por el fantasma de esta desdichada mujer, de la cual se dice que no abandonará nunca el lugar hasta que se reencuentre con su amado.
No sabemos a ciencia cierta si el espíritu de Beyaz Gül sigue viviendo o no en el edificio, en una eterna condena que tras varios siglos parece nunca querer cumplirse, pero de lo que no hay duda es de que al menos la historia de su trágico amor nunca será olvidada y ya forma parte del amplio conjunto de leyendas que conforman el alma misteriosa de Estambul.

Actualizado el 21 junio, 2022.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño