Hubo un tiempo en el que los espías estadounidenses entraban y salían con toda naturalidad del Palazzo Corpi ubicado en pleno corazón del distrito de Beyoğlu en Estambul; el motivo de esta frenética actividad de la inteligencia americana era que este elegante edificio fue durante muchos años la sede del Consulado de Estados Unidos.

Para entender su importancia hay que entender que la de Estambul no fue una sede cualquiera, de hecho fue el primer local en propiedad del gobierno norteamericano en Europa y el segundo en el mundo tras el de Tánger, durante años asociado al país norteamericano sirvió como sede y residencia de la embajada hasta que la misma fue trasladada a Ankara en 1937.
El edificio mantendría sus funciones diplomáticas como sede del Consulado de Estados Unidos en Estambul hasta 2003, momento en el que el mismo se movió a unas nuevas instalaciones en İstinye por motivos de seguridad, ya que los analistas de seguridad detectaron un gran riesgo de que el mismo pudiera ser atacado por terroristas.
El nombre del edificio proviene de su mentor el genovés Ignazio Corpi quien en 1873 contrataría al arquitecto italiano Giacomo Leoni para construir una residencia palaciega que reflejase la creciente prosperidad de la familia Corpi.
El edificio destilaba en cada detalle la maestría de los artistas italianos del momento, de hecho gran parte de los materiales decorativos fueron importados desde Italia, los cuales complementaron los magníficos frescos que embellecían su interior.
Con todo, Corpi no vería acabada su gran obra y la herederos se vieron obligados a rentar el palacio en 1882 al gobierno de los Estados Unidos. En 1907 el edificio sería adquirido por el embajador John G.A. Leishman, quien fue uno de los primeros que entendió que el gobierno de Estados Unidos debía tener edificios en propiedad; su ambición chocó contra la de su gobierno que le negó el reembolso del dinero invertido y según se cuenta que la deuda solo sería saldada tras ser la embajada motivo de apuesta en una partida de póker con varios congresistas.

La sede consular estaba ubicada en el epicentro de la diversa y cosmopolita sociedad del antiguo barrio de Pera y de hecho en su momento compartía cercanía con un gran número de consulados y con algunos de los mejores hoteles de la ciudad.
Por su ubicación e importancia el consulado se convirtió en un lugar de frenética actividad social, donde cónsules, empresarios o políticos turcos conversaban amistosamente ante la discreta atención de los oficiales de inteligencia.
El traslado a la nueva sede fue un golpe duro para la legación americana, dado que aunque ganó en seguridad, la nueva sede es una verdadera fortaleza, se perdió el encanto del Palazzo Corpi, de hecho, se comenta que las relaciones sociales entre turcos y estadounidenses se resintieron significativamente por este motivo.
Vendido por los americanos, el palacio fue reformado y paso a formar parte de la selecta red de establecimientos internacionales del Soho House, un exclusivo club donde uno solo puede acceder tras un estricto proceso de selección, criba que no pasó el fantasma de la amante de un magnate naviero genovés, quien se dice que deambula por el edificio y que eternamente espiara los secretos de este mágico emplazamiento.

Actualizado el 8 octubre,2020.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño