Cuenta la leyenda que, influenciado por los instrumentos voladores creados por Leonardo da Vinci, un valiente otomano que respondía al nombre Hezarfen Ahmet Çelebi, decidió en el siglo XV diseñar unas alas de madera con el fin de cumplir uno de los grandes sueños de la humanidad, el poder volar.
Lleno de valor se subió a la Torre de Gálata y lazándose al vacío consiguió planear y atravesar el Bósforo con la ayuda de los vientos hasta alcanzar Üsküdar, en el lado asiático, convirtiéndose así en el primer hombre de la historia que conseguía surcar los cielos.

Símbolo de la Podesta de Gálata
La elección del punto de partida de este pionero de la aviación no fue baladí, ya que con su porte, que roza los 67 metros, la Torre de Gálata ha servido históricamente como altozano desde donde controlar ese submundo conformado por la unión del Bósforo, Mármara y el Cuerno de Oro.
Conocida anteriormente como la Torre de Cristo y terminada en el año 1348, sirvió de elemento culmen del recinto amurallado que protegía los intereses genoveses en la zona.

Gálata era una ciudad-estado genovesa, donde el intercambio y el negocio eran el vivir diario, y que convivía en una tensa calma con la vecina metrópolis de Constantinopla. Tras la conquista de la capital bizantina por parte las tropas otomanas dirigidas por Mehmet II, la pódesta fue integrada en la nueva Estambul y todo ello pese a que Gálata se mantuvo neutral durante el asedio.
Tras este hecho, su carácter netamente italiano se diluyó parcialmente con la llegada masiva de judíos y musulmanes expulsados en los últimos coletazos de la reconquista cristiana de la península ibérica, los cuales se asentaron mayoritariamente en el barrio.

Esa simbiosis multicultural y espíritu abierto al negocio se mantiene aun en unas calles y edificios que viven a la sombra de la gran torre, donde el arte, la música y el buen comer tienen alojo, hecho que convierten a Gálata en uno de los barrios más cosmopolitas de Estambul.
Ese espíritu se observa claramente durante los fines de semana, cuando los alrededores de la torre se convierten en un punto de encuentro para jóvenes de todas las edades que beben y ríen en las calles, en un espacio urbano donde se juntan turistas y autóctonos, bajo el especial ritmo de la música callejera.

El Mirador de Estambul
La torre es atrayente y parece que las calles se estrechan para ensalzar su singular y pétrea figura. Una sensación de punto central de un submundo que se magnifica cuando ascendemos por su interior, donde podemos sentir el crecer en altura de su cuerpo hasta alcanzar su restaurada cúpula, donde se abre un mirador donde podemos observar cual de impresionante es la vista de sus ojos, un lienzo que incluye todo el Cuerno de Oro en su potencia y que está aderezado por el pintoresco desfile de edificios del barrio de Karaköy.
Una panorámica visual privilegiada, ya que solo divisando Estambul desde lo alto de la torre podemos entender porque la esta se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad, ya que honestamente sin subir a ella uno pierde el privilegio de sentirse en el paraíso.

Actualizado el 1 febrero,2019.
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Como llego a la torre galata desde el barrio sultanahmed?
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pues en tranvia, bajandose en karakoy o andando
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puedes caminar por el mercado y llegaras en unos 10 minutos
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Desde Sultanhamed es muy fàcil. Puedes ir callejeando siguiendo las vias del tranvía hasta el mismo puente de Gàlata, crúzalo y aprovecha las vistas especialmente cuando el sol se pone. Una vez cruzado el puente te serà muy fàcil dar con la torre y sus pintorescas calles y tiendas. Un saludo
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La historia de la Torre de Gálata así como del barrio que creció a su alrededor es apasionante, y explican la diversidad y el carácter cosmopolita de Estambul, no solo en lo relativo a nacionalidades sino a credos. No la he visitado desde su renovación, y tú?
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no tampoco, vi el proyecto y no me gusto mucho. Vista a la ciudad cosmopolita que en gran parte se perdio, pero que sigue teniendo mucho encanto
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Magnifica descripción del emblemático monumento.
Gracias
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