Muchas infraestructuras a lo largo de la historia han intentado vertebrar la movilidad de la ciudad de Estambul, pero ninguna ha alcanzado tanto éxito e impacto social como el logrado por el conocido como Puente de Gálata, que comunica el barrio de Karaköy con el de Eminönü.
La idea de construir una plataforma estable que conectase ambas orillas del Cuerno de Oro es muy antigua, de hecho la primera iniciativa data del siglo VI, cuando los bizantinos construyeron una pasarela río arriba a la altura de las murallas terrestres de Teodosio.
Aquel pionero puente fue destruido durante el asedio y saqueo de la ciudad durante la Cuarta Cruzada y no se plantearía una nueva hasta la llegada de los otomanos, quienes incluso encargaron a Leonardo da Vinci el diseño de uno nuevo, aunque su propuesta, al igual que otras posteriores, no fueron nunca llevadas a cabo.

No sería hasta el año 1836, durante el reinado de Mahmud II, cuando se construyese por fin una pasarela permanente (conocida como Hayratiye Köprüsü) que hacía uso de pontones para conectar entre sí los barrios de Azapkapı y Unkapanı, a la altura de donde hoy está situado el puente de Atatürk.
Poco tiempo después, en 1845, la madre del sultán Abdülmecid I donaría dinero para la instalación de un nuevo paso peatonal, el cual ya ocuparía la ubicación del puente actual y que recibió el nombre de Cisr-i Cedid o Valide Sultan Köprüsü.
Este inestable puente de madera, que al principio era de pago, quedó obsoleto rápidamente y el mismo fue sustituido hasta en dos ocasiones, en 1863 y 1870, hasta que en 1912 el puente de Gálata existente fue remolcado para sustituir al de Hayratiye y en su lugar fue construido un hermoso puente diseñado por la firma alemana Hüttenwerk Oberhausen AG.
Esta obra de estilosa arquitectura, que aún es recordado con nostalgia por muchos estambulís y turistas, permaneció en activo hasta los años 90, cuando la necesidad de ampliarlo, para integrar mejor el tráfico rodado, hizo que se proyectase uno nuevo en su lugar.
El 16 de mayo de 1992, justo cuando el mismo estaba a punto de ser sustituido y remolcado a una nueva ubicación río arriba, sufrió un misterioso incendio que afectó gravemente a su estructura; el mismo fue reparado y reubicado río arriba con el fin de establecer un enlace directo entre las barriadas de Balat y Hasköy, pero a día de hoy el puente aún no está operativo.

El puente de Gálata actual entró en servicio en 1994 y se caracteriza por ser un puente levadizo, aunque solo en ocasiones muy puntuales es posible verlo abierto, y de uso mixto, por un lado, sirve de plataforma de paso para el tráfico rodado así como para el tranvía y por otro tiene un uso peatonal y lúdico.
Así en la parte inferior del puente se concentra una amplia diversidad de restaurantes con vistas al mar y que suelen disponer de una completa oferta de pescado; en el piso superior existe una pasarela peatonal, que suele ser muy transitada y en donde se suelen situar numerosos vendedores ambulantes y así como una legión de pescadores que buscan premio en las aguas del Bósforo.
El conocido en turco como «Galata Köprüsü«, es además un mirador de excelencia de la parte más histórica de la ciudad. Por un lado, se puede otear el célebre perfil del Cuerno de Oro, con sus imponentes mezquitas y palacios, y por el otro permite atisbar las líneas del barrio de Gálata, dominado visualmente por su mitificada torre.
Esta singularidad ha servido para que el Puente de Gálata y sus 490 metros de longitud, funcionen como fuente continua de inspiración para escritores, poetas y directores de cine, quienes lo utilizan con frecuencia como recurso en sus obras artísticas.
Un puente que más allá de su discutida belleza forma parte inherente del día a día de la ciudad, un nexo que une la parte antigua y moderna de Estambul, un cordón que da vida y que integra. Un puente sin el que no se puede entender esta sorprendente ciudad.

Actualizado el 20 enero,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño


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