San Salvador de Chora o Cora no es solo una de las iglesias más antiguas Estambul, sino también una verdadera joya del arte; un monumento universal cuya maestría se ve claramente reflejada en su impresionante colección de mosaicos y frescos bizantinos, que atrae a miles de visitantes diarios, hecho que lo convierto en uno de los lugares más visitados de la ciudad.
El Imperio Bizantino como baluarte de la Cristiandad
El Bizantino fue uno de los imperios más importantes de la historia de humanidad, ya que no solo heredó el esplendor del antiguo Imperio Romano, sino que se convirtió también en el baluarte de la cristiandad durante siglos, convirtiendo a la antigua Constantinopla en uno de los referentes para los seguidores de Jesús.
Fue tal su poder económico y espiritual, que sus discordancias con el poder oficial de la iglesia de Roma llevo a la creación de la Corriente Ortodoxa y su patriarcado ecuménico, que aún hoy en día sigue teniendo su sede en el barrio de Fener en Estambul.

Los Bizantinos conscientes de su poder, dibujaron sobre las colinas del Cuerno de Oro un mar de fabulosas iglesias y monasterios, que irradiaban luz a todo el cristianismo, templos que tras la conquista otomana de la ciudad en el año 1453 fueron reconvertidos en mezquitas. Aunque el cambio fue radical, los nuevos conquistadores no borraron por completo el pasado bizantino y en ocasiones su patrimonio fue respetado como fue el caso de la Iglesia de Chora.
Un templo en constante evolución
La fecha de la inauguración de San Salvador de Chora resulta desconocida, pero fuentes del siglo X, mencionan que los terrenos donde hoy se asienta la iglesia, eran utilizados como camposanto y los mismos adquirieron fama cuando en el siglo IV, fueron trasladados al mismo las reliquias de San Babil de Nicomedia, un célebre mártir cristiano.

De lo que sí tiene constancia histórica es que en el año 536, el Emperador Justiniano
reconstruyó la primitiva iglesia construida en las inmediaciones del cementerio y la convirtió en un monasterio donde muchas figuras prominentes de la época quisieron ser enterradas.
El templo sufriría innumerables cambios en su configuración, de hecho no adquiría su actual en cruz griega hasta el siglo XI, a lo que hay que añadir que la acción de los terremotos y la crisis iconoclasta alteraron en gran medida el edificio y su decoración original.
Conversión en Mezquita
Tras la conquista otomana de Constantinopla, el monasterio sería transformado en mezquita en el año 1511 bajo el expreso deseo de Hadım Ali Paşa, gran visir del sultán Bayezit II, pasando a ser denominada como Mezquita de Kariye.
Exteriormente, no hubo cambios significativos en su transición de templo cristiano a musulmán, aunque un minarete acabó sustituyendo al campanario que se alzaba en sus momentos de esplendor.
Su conversión al Islam también motivó la ocultación bajo una pared de yeso de sus frescos, al no ser estos compatibles con la interpretación decorativa del Corán; así los mismos permanecieron escondidos hasta que la musealización del complejo los hizo salir del ostracismo.
Oda al Arte Bizantino
En el interior es donde Chora se luce. Sus mosaicos constituyen un libro ilustrado de la vida de Cristo y de la virgen María, aunque en un formato un pelín caótico. El edificio consta de tres partes principales: Nártex o vestíbulo, Naos o cuerpo principal de la Iglesia y el Paraclesion o capilla adyacente funeraria.

En el Nártex domina la narración de la vida histórica de la virgen María y su importancia en el desarrollo de su hijo (bautismo, nacimiento…); Jesús, por supuesto, aparece también representado como Cristo Pantocrátor, cuyo mosaico domina las miradas de todos los visitantes. Ya en la parte del Nártex exterior podemos encontrar la enigmática presencia de San Pedro y San Pablo flanqueando el pasillo.
El Naos acoge varias cúpulas ascendentes, pero su decoración se revela marchita, ya que la herencia pictórica anterior se perdió durante los siglos y no ha llegado hasta nuestros días.
El Paraclesion, no solo guarda elementos funerarios derivados de su uso como lugar de enterramiento, sino que también es ornamentado con gran profusión de escenas tomadas de la Biblia y la Torah, donde destaca la Anastasis o Resurrección que constituye una de las referencias del museo.
De museo a su nueva reconversión en mezquita
La Mezquita de Kariye fue convertida en un museo en 1945, tras una decisión del Consejo de Ministros de Turquía, pasando a ser denominado como Museo de Kariye (Kariye Müzesi en turco).
Este proceso de musealizacion, fue acompañado de un profundo trabajo de restauración, financiado por el Byzantine Institute of America y el Dumbarton Oaks Center for Byzantine Studies, que finalizaría en el año 1958 cuanto el monumento abrió sus puertas al público como museo.
En 2020, por sentencia judicial, tanto Chora como Santa Sofía perdieron su condición de museo y el gobierno turco decidió cederlas a la Dirección de Asuntos Religiosos, quien ha optado por convertir ambos monumentos en mezquitas, pese al impacto que dicha transformación tendría sobre los valores intrínsecos y artísticos de los bienes.
En mayo de 2024, Chora reabrió sus puertas tras una larga restauración, pasando a operar de nuevo como mezquita, existiendo restricciones a la hora de observar los mosaicos, especialmente durante los horarios de la oración islámica.

Actualizado el 19 agosto, 2024.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño


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